Utopías 7: Desorden cerebral
Este nuevo «orden mundial» a mí me está ocasionando un desorden cerebral. No sé qué me pasa , por lo tanto, no sé qué hacer con lo que me pasa. Hablo conmigo misma, me repito que soy antibelicista, vienen a mi memoria pronunciamientos públicos y privados, en el sentido de que las guerras no traen la paz, más bien son causa de otras guerras y solo dejan muertes, desolación y miserias. Mi referente histórico es Mahatma Gandhi. Aquel político indio que defendía la independencia de su país, colonizado por Gran Bretaña y lo hacía desde la no violencia, practicando una desobediencia civil que se podría emplear en esta etapa de «nuevo orden mundial». A mi cerebro no le encaja cómo el Parlamento español va a aprobar un aumento en los gastos de defensa, si esa fragmentación que tenemos, no le permite al gobierno para sacar adelante su propuesta que es la de la Unión Europea. Ni siquiera con esos 800.000 millones para los 27 que no computarán en deuda, al gobierno le salen las cuentas. Ya sabemos que Sumar está en contra. (Esto de tener al zorro en el corral, tampoco lo entiendo. En la anterior legislatura fue Podemos, en esta Sumar y, conste que no entiendo al zorro. La actuación de los del corral me queda clara).
El caso es que la izquierda más a la izquierda ha sacado la fórmula del NO A LA GUERRA, como si estuviésemos en los años de González y la OTAN y de Aznar y el triángulo de las Azores. Vamos, que no se han enterado del tiempo que ha pasado y quieren aplicar fórmulas viejas a épocas nuevas.
Ni que decir tiene que el PP dirá no al aumento del gasto en defensa. El PP ni se fija en la propuesta. Sus noes siempre son contra Pedro Sánchez. Punto. No hay nada que discutir, ni nada más que añadir. Están bloqueados con la imagen de Sánchez, no ven nada más. Lo que haga Vox en el Parlamento es irrelevante, sus escaños no son suficientes y, en cuanto a los otros grupúsculos, a estas alturas ya sabemos que por sí mismos no cuentan. Si estamos en estas, ¿por qué le dan vueltas a lo que no puede pasar? ¿Podrá la parte socialista del gobierno sacar adelante esta medida a espaldas del Parlamento? No sé si se puede o no, pero estoy segura de que si lo hacen «a escondidas», nos vamos a enterar sí o sí.
En torno a este dilema, la única propuesta razonable que he escuchado ha sido la del riojano de Arnedo, Pablo Simón. Él dice que para España los 800.000 millones de la Unión Europea y el incremento en los gastos de defensa de nuestro país, serían una oportunidad para invertir en I+D+I, en fabricar buques militares que crearían puestos de trabajo, en vez de gastar energía en que «si quito de aquí y pongo allá», aumento, pero no se nota y puedo seguir diciendo que no he hecho recortes sociales.
(De mi cosecha añado que esos barcos podrían transportar materiales, medicinas, alimentos y todo lo necesario para Ucrania tan necesitada y desolada por los tres años de guerra. No me olvido de Gaza, ni de Siria, ni de tantos otros países, pero ahora estamos con la guerra en Europa, y debiéramos recordar la guerra en los Balcanes, también Europa, por aquel entonces, se optó por lo más cómodo: «mirar hacia otro lado»). Al menos Pablo Simón propone y si yo tuviera poder de decisión le escucharía.
También tendría presente, aunque desde otra perspectiva, la columna de Javier Cercas, que publicaba el domingo 16 de marzo EL País y que titula. NUESTRA PATRIA ES EUROPA. Dice Cercas que la manifestación pro Europa que tuvo lugar en Roma, debiera de hacerse en todas las capitales europeas.
Ya saben que yo me vengo arriba en un «plis plas», supero a Javier Cercas y pienso: ¿qué tal una cadena humana desde Madrid hasta Kiev? Ahora ya entienden por qué mi personaje histórico favorito es Mahatma Gandhi. Sonará a utopía, pero si Europa se uniera en defensa de la democracia y de la paz… Estoy segura de que a esos dos gánsteres indeseables: el ruso y el del otro lado del Atlántico, se les iba a cambiar el color y sus fanfarronadas no iban a ser tan grandes. Igual hasta enmudecían.
La unidad de Europa sería estupenda y se alcanzaría un objetivo en el que los ciudadanos nos podemos empeñar. No todo van a ser palabras vacías y sin contenido. No todo van a ser desengaños como lo fue Podemos y ahora sus grupúsculos. El movimiento ciudadano ha tenido músculo a lo largo de la historia, a mí me parece que es el momento de recuperarlo. Nuestros representantes en el Congreso no evolucionan. Los que están a la izquierda del PSOE, porque se han quedado más desfasados que las «maracas de Machín». Se habrán desmayado al conocer que los Verdes alemanes han dicho sí a los socialdemócratas y conservadores, para incrementar el gasto en defensa, a cambio de políticas medioambientales. Y la derechona, pues ya se sabe, está en posesión de la verdad y no hay quien les lleve la contraria. Con Franco vivían mejor y anhelan aquellos tiempos para ellos y para los suyos. En cuanto a la mayoría socialista del gobierno, con el galimatías que tienen dentro y el desgaste neuronal que les provoca esta situación, están totalmente bloqueados, no saben a qué atenerse. Se asustan con el arrojo de Pedro Sánchez, que en algún momento volverá a lanzarse al vacío. Tiempo al tiempo.
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